Valijon casi terminado |
Recien desmoldado |
prueva de fuego |
Otro dato interesante a tener en cuenta, es hacer una lista de lo que nesecitaremos durante el viaje, (camaras de repuesto, cargadores de celular, herramientas, medicinas, etc) y a medida que vamos encontrando vamos metiendo en una caja y tachamos de lista, no falla nunca. En una nueva pagina de este blog voy a hacer una lista de lo que normalmente llevamos en nuestras salidas, puede ser de utilidad.
El viaje
Después de varios años viajando por el norte de
nuestro país decidimos volver al sur, y conocer los vientos patagónicos que
tanto nos asustan para ir hasta Usuhaia algún día. Fijamos fecha de salida, como todos los años, para
después de Semana Santa. Esta vez el
grupo creció, éramos 12 en la partida,
Lucas, Alejandro y Manuel en tres Versys 0 km, Ariel en su GS 650, Fabio,
Carlos y Cachito en tres Transalp, Edgardo en su SúperTenere 750, Hernán en su
KLR 0km y Néstor y yo en dos GS 800. En Tres Arroyos se sumo Francis con su inmaculada
África Twin y por ultimo en Bahía Blanca nos encontramos con Silvio y José
ambos en sus KLR provenientes de Venado Tuerto. Salimos de Santa Teresita a las 6 de la mañana. Los primeros
kilómetros, son los que todos usamos para acostumbrarnos a unas nuevas botas
que comienzan a apretar, una campera nueva que flamea, unos guantes que
apretan, el GPS que no nos muestra la ruta, el casco que apreta las orejas, etc
etc. Nunca tenemos la previsión de ponernos lo que vamos a usar para viajar, si
es nuevo, una semana antes, para poder acostumbrarnos, pero bueno teníamos casi
12 días para amoldarnos. Primera parada la Shell de Las Armas a desayunar,
seguiríamos a Benito Juares, Tres Arroyos donde comenzó a levantarse un lindo
viento lateral típico de esa zona, y al medio día estábamos en Bahía Blanca
almorzando. Tomamos la ruta hacia
Viedma siguiendo una interminable
recta desolada acompañados por el incansable viento, que hacia subir nuestro
consumo y cansancio. Nos alojamos en el
centro de la ciudad, cenamos y a dormir.
Día 2, Viedma-Puerto Madryn
Después de un buen desayuno y sin apuro, por los
pocos kilómetros que teníamos por delante, salimos a la ruta acompañados
siempre por un fuerte viento lateral, tomando una recta interminable en sentido
este-oeste con destino a San Antonio Oeste para cargar combustible, y de allí conocer la tan nombrada y famosa
por sus aguas calientes, ciudad de “Las Grutas”. Es una hermosa ciudad
veraniega, muy parecida a la nuestra, pero su costa presenta un
largo acantilado cortado solamente por 4 bajadas a las que se accede a
sus extensas playas. El mar forma unos piletones naturales bordeados por una barrera de tosca dando seguridad a los niños por su poca profundidad y
permitiendo al sol calentar el agua allí
encerrada.
Volvimos a la ruta 3 con rumbo sur, por la que creo
debe ser la ruta más aburrida y con más viento que haya conocido. Los
kilómetros se hacían de goma, el paisaje es una estepa plana de arbustos bajos castigados por el
viento, la tierra es un talco que vuela constantemente. Así pasaron pueblos
como Sierra Grande, Arroyo Verde, hasta que llegamos al desvió que lleva a la Península
de Valdez, que no recorrimos por no tener tiempo ni sitios interesantes que
visitar en esta época del año. Solo un grupo de intrépidos fueron hasta Puerto Pirámide
como para decir “cruzamos el estrecho”.
Al llegar a la rotonda que desvía a Puerto Madrin,
luego de unos kilómetros se llega a un
mirador desde el cual se aprecia desde la altura de la meseta que
transitábamos, la ciudad, el puerto y la bahía. Recorrimos la costanera y las
calles principales. Silvio aprovechó
a cambiar la cubiertas de su KLR,
mientras Hernán le cambiaba el aceite y filtro de la suya que ya cumplía sus
primeros 1300Km. Cuando estábamos cargando combustible, entra a la estación de
servicio, una moto tipo enduro de las chinitas, llena de bártulos y lo primero
que nos vino a la mente fue “este tipo no es de acá”, era un muchacho ecuatoriano
que de un día para el otro decidió dar la vuelta a Sudamérica. Compro con unos
u$s 900 una moto usada chinita pensando que conseguiría repuestos en cualquier lado, y se largo a la
aventura. Ya llevaba unos 2 meses
viajando sin inconvenientes y con muchas anécdotas que compartimos en el hotel que nos alojamos. Pueden seguir el viaje de
motociclista en www.haciaelfindelmundo.com .
Esa noche nos castigamos con mariscos en El Náutico,
un restaurant muy conocido, cuyo dueño es tan cholulo que decoro el lugar con
fotografías de los visitantes famosos que tuvo. Los platos exquisitos.
Día 3, Puerto Madryn-Esquel
Partimos de
Madryn con tanques llenos y además
cargamos los bidones auxiliares, porque la ruta que cruza Chubut no ofrece
muchas estaciones de servicio. La idea era que al llegar al pueblo de Paso de
los Indios, parte del grupo tomaría la ruta 12 de ripio, el tan esperado ripio
para darle un poco de emoción al viaje, que lleva a Esquel y que tiene los
mejores paisajes. Y la otra parte del grupo que no se siente bien con el ripio seguiría por la ruta 25 por el
asfalto. Pero siempre algo se complica,
por una parte, el fuerte viento patagónico no dejaba avanzar las motos, por ej.
Las Transalp no podían superar los 120 kph, el consumo se fue a las nubes, y
para colmo de males en la estación de Las Chapas distante unos 180km de nuestra
partida no tenia combustible, muchos estábamos con la reserva, así que acudimos
a los bidones auxiliares. Por ese motivo aconsejamos cargar combustible en
Trelew y en cuanta estación se vayan cruzando y tenga combustible.
Aprovechamos
a visitar la represa Florentino Ameghino, un lugar hermoso con varios túneles cavados en la roca para el paso de los
vehículos y una vista espectacular del espejo de agua que forma. Volvimos a la
ruta sin pasarnos de los 80kmph para
estirar el poco combustible que quedaba y rogando que en la próxima estación de
Las plumas podamos reabastecernos. Esos 80 km que faltaban se hicieron
interminables, por el viento, por la incertidumbre de la existencia o no de
combustible, pero al final de una curva en bajada se veía la estación. Llegamos
con el olor, mi indicador no tenía más rayitas que mostrar, por suerte había
nafta. Mientras esperábamos al resto de las motos aprovechamos a almorzar algo
livianito. De a poco iban llegando, algunos usaron los tanques auxiliares sino
no llegaban. Faltaban 3, decído ir en su búsqueda llevando el tanque auxiliar
lleno por si alguno se quedo sin nafta. A los pocos Km un auto me hace señas
que pare, me dice que un grupo de motociclistas le dijeron que nos avisara que alguien se había
desbarrancado, Se me subió el corazón a la boca, por no decir otra cosa.
Llegamos al lugar y en una profunda alcantarilla vemos la inmensa bm1200
tumbada sobre las rocas, era mi hermano, por suerte, un accidente sin
consecuencias, él solamente una contusión en un pie, y la moto parecía destruida,
entre 4 la fuimos sacando de ese pozo y aunque parezca mentira, increíblemente
no tenia ni un rasguño, las protecciones de los cilindros hicieron su trabajo y no quedaron sinó
raspones en esas defensas. Que pasó, una imprudencia, venia filmando a dos
compañeros y no advirtió la cerrada curva que tenia por delante, la fue
llevando por la banquina pero cuando llegó a la zanja de la alcantarilla se
encontró con el guardarrail, así que no la pudo llevar de nuevo a la ruta y no
le quedo otra que encarar a la zanja.
Mientras sacábamos la moto de allí veíamos restos de vehículos que
habían seguido de largo, espejos, tazas cubrerruedas, plásticos varios de
carrocerías, se ve que no fue el único.
Entre una cosa y otra se nos hicieron las 15 hs y
todavía no habíamos llegado al punto donde nos separaríamos el grupo asfaltico
del grupo “ripiero”. A partir de ahí
faltaban unos 350 km de ripio, así que decidimos con mucha bronca abortar esa
ruta porque nos iba a sorprender la noche en la mitad del camino.
El paisaje a
partir de Paso de Indios cambio totalmente, empezamos a ver paredones
verticales de roca, parecía el Cañón del Colorado, hermoso y llevadero. De
todas formas la llegada a Esquel a pesar de haber sido por asfalto, fue con los
últimos rayos de sol. Alquilamos unas cabañas a media cuadra del casino a buen
precio.
Día 4, Esquel-Bariloche
Como no teníamos desayuno en las cabañas
aprovechamos a hacerlo en la estación de servicio de Trevelin. De allí tomamos
un grupo la ruta de ripio por el parque Los Alerces y otros por la ruta
asfaltada. La ruta estaba en mejor
estado que la de asfalto, muy bien mantenida y el paisaje, hermoso. Por todos
lados había gente trabajando en el mantenimiento de esta ruta. Es mucho mas
linda que la ruta de los 7 lagos, está más virgen. Al llegar a Cholila nos
encontramos con el asfalto, a unos pocos km de allí pasmos por lo que quedo de
la cabaña en la que vivieron los forajidos Butch & Cassidi escapando de las
autoridades norteamericanas. Seguimos la
ruta pasando Epuyen, El Bolsón hasta llegar a Bariloche. El hospedaje ya lo
teníamos reservado, unas cabañas con pileta climatizada con vista al lago, que
sirvió para relajar el esqueleto. Luego
de pasar toda la tarde dentro de la pileta, fuimos a cenar a la cervecería “Blest”, imperdible, las
picadas y la cerveza artesanal son las mejores de Bariloche. Obviamente la ida
y vuelta fue en remis, no queríamos que el efecto del alcohol nos haga conocer
las frías aguas del Nahuel Huapi. Al llegar al hotel volvimos a la pileta
algunos con mate y otros con el infaltable Fernet, hasta altas horas de la
madrugada.
Día 5, Descanso en Bariloche.
Sin compromiso de horario, nos levantamos tarde,
desayunamos con una vista al lago maravillosa. Para los que no habían venido la vez anterior, fuimos
hasta el Cerro Catedral, a rememorar el viaje de egresados de hace bastantes,
bastantes años atrás. Una pena porque todos los medios de elevación estaban
cerrados.
Fuimos al centro en búsqueda algunos de aceite,
otros de recuerdos y otros de comida. Luego del cafecito una esperada siesta.
Esa noche mi hermano nos deleitó con un cordero a la parrilla, mientras se
largaba la lluvia que duraría toda la noche.
Día 6, Bariloche-San Martin de los Andes
Al día siguiente amaneció nublado y muy frio. Los
cerros que se encontraban en dirección a la Angostura encajonaban unas nubes
que presagiaban lluvia. Tomamos la ruta de los 7 lagos disfrutando de esos maravillosos paisajes,
visitamos Villa Manzano, Villa la Angostura y para nuestra sorpresa el ripio no
comenzaba. Han asfaltado esta hermosa ruta en casi toda su totalidad, solo
quedan unos 30 km sin asfaltar, la verdad, para los motociclistas, es una picardía,
se perdió el encanto de esa ruta que era un sendero en medio del bosque que iba
esquivando arboles. Hoy es una ruta de asfalto con unos 50 mt a cada lado
deforestado que le quitó el encanto, una lastima. Cuando arribamos a San Martin
vemos dos motos, una gs650 y una tornado 250 con un problema mecánico. Ni bien entro a la ciudad se le clavó la
rueda trasera y no movía ni para atrás ni para adelante. Le desarmamos el cubre
piñón y que nos encontramos? La cerradura que sirve para colgar el casco, se le
desprendió, cayo en la cadena y lo trabo contra el motor. Por suerte no rompió
nada y le solucionamos el problema. Son dos señores que ya en otro viaje los
habíamos cruzado por Santiago del Estero, por eso me resultaban conocidos. Nos
alojamos y ni bien descargamos los bártulos se largo a llover torrencialmente, pero
ni la lluvia iba a impedir que esa noche nos claváramos una picada en “El
Regional”. Y así fue, degustamos unas
cervezas artesanales y una picada alucinantes con embutidos de ciervo, jabalí y
no se cuantos bichos silvestres mas.
Día 8, Villarrica-Temuco-San Martin de los Andes
Al día siguiente parte del grupo regreso hasta Pucón
y de allí a San Martin de los andes, el resto queríamos ir hasta Temuco,
pensando que era como Iquique con su zona franca, nada que ver. Recorrimos un
par de shoppings y los precios estaban como en Argentina o mas caros todavía. La
ruta en las afueras de Villarrica estaba cubierta de niebla por lo que el viaje
se hizo lento y el frio llego en partes a los 0
grados, no había guantes que sirvieran, ni los calienta puños daban
abasto. Al medio día luego de almorzar emprendimos el regreso. Pasamos un peaje
que tuvimos que pagar unos $12, pero astutos los chilenos, te permiten pasar con
el mismo ticket por un lapso de 12 hs por otra cabina sin volver a pagar, bien
ahí. En ningún shopping tienen baños, y en los que hay, tienen una boletería y
te cobran $4 argentinos por usarlo. Entramos a Pucon, es una ciudad muy linda
parecida a San Martin de los Andes, muchas casas de comida, recuerdos y un
centro comercial muy vistoso. A las 16 hs ya habíamos terminado los tramites
aduaneros y seguimos viaje rumbo a San Martin, a la cual llegamos al atardecer.
Para nuestra sorpresa, al llegar vimos la ciudad llena de gente y no
encontrábamos alojamiento, estaba todo completo, al día siguiente se corría una
maratón que venia gente de todos lados, muchos brasileros y chilenos.
Día 9, Día de descanso en San Martin
Por la mañana fuimos a ver a los primeros
corredores arribar a la meta, después de recorrer 100km, una locura, pero
bueno, felicito a la gente que puede hacerlo. Aprovechamos a hacer las compras
de recuerdos, chocolates, artesanías, para seguir teniendo el permiso de
nuestras familias para viajar. Algunos aprovecharon la tarde para conocer el embarcadero
de Quilla Quina. Otros aprovechamos para empezar a acomodar el equipaje para
emprender el regreso al otro día.
Día 10, San Martin-Rio colorado
Temprano estábamos en la ruta, pasando Junín de los
Andes, bordeamos el rio Collón Cura
hasta encontrarnos con el embalse de Piedra del Águila y su inmenso
espejo de agua. Cargamos combustible en Piedra del Águila. Al llegar a Neuquén
recargamos y almorzamos. Aquí se separaron Silvio, José y Francis porque la
ruta 152 los llevaba mas cerca de Venado Tuerto de donde provenían. Continuamos,
la ruta que se hace cansadora por la cantidad de camiones que hay y por el
paisaje monótono. Seguimos circulando por el valle del rio Negro hasta Frai
Luis Beltrán donde la ruta abandona el valle
trazando una interminable recta desolada y desértica que desemboca en
Rio Colorado donde hicimos noche en un hotel céntrico. Por la noche fuimos a
tomar unas cervezas a la plaza principal, donde había un semáforo que hacia de
punto de largada de constantes picadas de los ciclomotores que por allí pasaban,
estaban como locos los chicos, obviamente sin cascos. Los coches no se quedaban
atrás. Cenamos en un restaurant llamado “como en la vía”, que está en lo que
era la antigua estación de trenes, muy rico y abundante.
Día 11, Rio Colorado-Santa Teresita
Viajar con un grupo de 15 personas no es fácil.
Cargar combustible es una odisea, correr las motos, el vuelto, el baño, el
cafecito y los coches que se amontonan para disgusto de los playeros. Tomar un
café en las estaciones de servicio, otro tema, porque te cobran uno por uno y
te sirven uno por uno, tengamos en cuenta que las estaciones del interior
tienen a una sola persona atendiendo y le entra una turba de 15 forajidos
llenos de tierra y bichos, se arma un despelote bárbaro. Conseguir alojamiento
también, porque para 4 o 6 conseguís donde sea pero 15, empieza el problema,
unos que no quieren dormir con el que ronca, otros que se levantan demasiado
temprano, el que no le gusta dormir en la cucheta de arriba, el dilema de la
infaltable cama matrimonial, el que le toca y no quiere dormir acompañado o el
que quiere estar acompañado. Comer, poner de acuerdo a 15 tipos a donde ir a
comer, eso no es nada, cuando viene la cuenta, ahí te quiero ver. En fin son muchas las complicaciones que
surgen en un grupo grande, pero, nada
tiene comparación con las charlas, los asados, los mates, las experiencias y la
amistad que se comparten en un grupo
numeroso. No tiene precio. Consultas a boffofabio@yahoo.com.ar o soundbeach@hotmail.com y más
fotos y viajes en leonardorodriguezenmoto.blogspot.com.ar
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