TRAVESIA 2013 "PATAGONIA ARGENTINA Y CHILE"

TRAVESIA POR EL NORTE DE LA PATAGONIA









Valijon casi terminado
Este año decidi eliminar peso extra en la moto, comence por los valijones, ya con mas experiencia en el manejo de la fibra de vidrio (PRFV), logre hacer los dos nuevos valijones con lo que pesaba solo uno de los anteriores. Ya estamos hablando de unos 5 kg menos. lo mismo con la estructura que los sostiene, los hice de varilla de hierro de 10mm en lugar de tubo, porque éste, el ripio con la vibracion lo corta. Reduje unos 4,5 kg mas.
Recien desmoldado


prueva   de fuego







Otro dato interesante a tener en cuenta, es hacer una lista de lo que nesecitaremos durante el viaje, (camaras de repuesto, cargadores de celular, herramientas, medicinas, etc) y a medida que vamos encontrando vamos metiendo en una caja y tachamos de lista, no falla nunca. En una nueva pagina de este blog voy a hacer una  lista de lo que normalmente llevamos en nuestras salidas, puede ser de utilidad.



El viaje



                                                                 

Después de varios años viajando por el norte de nuestro país decidimos volver al sur, y conocer los vientos patagónicos que tanto nos asustan para ir hasta Usuhaia algún día.  Fijamos  fecha de salida, como todos los años, para después de Semana Santa.  Esta vez el grupo creció,  éramos 12 en la partida, Lucas, Alejandro y Manuel en tres Versys 0 km, Ariel en su GS 650, Fabio, Carlos y Cachito en tres Transalp, Edgardo en su SúperTenere 750, Hernán en su KLR 0km y Néstor y yo en dos GS 800. En Tres Arroyos se sumo Francis con su inmaculada África Twin y por ultimo en Bahía Blanca nos encontramos con Silvio y José ambos en sus KLR provenientes de Venado Tuerto. Salimos  de Santa Teresita  a las 6 de la mañana. Los primeros kilómetros, son los que todos usamos para acostumbrarnos a unas nuevas botas que comienzan a apretar, una campera nueva que flamea, unos guantes que apretan, el GPS que no nos muestra la ruta, el casco que apreta las orejas, etc etc. Nunca tenemos la previsión de ponernos lo que vamos a usar para viajar, si es nuevo, una semana antes, para poder acostumbrarnos, pero bueno teníamos casi 12 días para amoldarnos. Primera parada la Shell de Las Armas a desayunar, seguiríamos a Benito Juares, Tres Arroyos donde comenzó a levantarse un lindo viento lateral típico de esa zona, y al medio día estábamos en Bahía Blanca almorzando. Tomamos la ruta hacia  Viedma  siguiendo una interminable recta desolada acompañados por el incansable viento, que hacia subir nuestro consumo y cansancio.  Nos alojamos en el centro de la ciudad, cenamos y a dormir.















Día 2, Viedma-Puerto Madryn
Después de un buen desayuno y sin apuro, por los pocos kilómetros que teníamos por delante, salimos a la ruta acompañados siempre por un fuerte viento lateral, tomando una recta interminable en sentido este-oeste con destino a San Antonio Oeste para cargar combustible,  y de allí conocer la tan nombrada y famosa por sus aguas calientes, ciudad de “Las Grutas”. Es una hermosa ciudad veraniega, muy parecida a la nuestra, pero su costa presenta  un  largo acantilado cortado solamente por 4 bajadas a las que se accede a sus extensas playas. El mar forma unos piletones naturales bordeados por  una barrera de tosca dando seguridad  a los niños por su poca profundidad y permitiendo al sol calentar el agua  allí encerrada.
Volvimos a la ruta 3 con rumbo sur, por la que creo debe ser la ruta más aburrida y con más viento que haya conocido. Los kilómetros se hacían de goma, el paisaje es una estepa  plana de arbustos bajos castigados por el viento, la tierra es un talco que vuela constantemente. Así pasaron pueblos como Sierra Grande, Arroyo Verde, hasta que llegamos al desvió que lleva a la Península de Valdez, que no recorrimos por no tener tiempo ni sitios interesantes que visitar en esta época del año. Solo un grupo de intrépidos fueron hasta Puerto Pirámide como para decir “cruzamos el estrecho”.
Al llegar a la rotonda que desvía a Puerto Madrin, luego de unos kilómetros  se llega a un mirador desde el cual se aprecia desde la altura de la meseta que transitábamos,  la ciudad, el puerto  y la bahía. Recorrimos la costanera y las calles principales.  Silvio aprovechó a  cambiar la cubiertas de su KLR, mientras Hernán le cambiaba el aceite y filtro de la suya que ya cumplía sus primeros 1300Km. Cuando estábamos cargando combustible, entra a la estación de servicio, una moto tipo enduro de las chinitas, llena de bártulos y lo primero que nos vino a la mente fue “este tipo no es de acá”, era un muchacho ecuatoriano que de un día para el otro decidió dar la vuelta a Sudamérica. Compro con unos u$s 900 una moto usada chinita pensando que conseguiría repuestos  en cualquier lado, y se largo a la aventura.  Ya llevaba unos 2 meses viajando sin inconvenientes y con muchas anécdotas que compartimos en el hotel  que nos alojamos. Pueden seguir el viaje de motociclista en www.haciaelfindelmundo.com .
Esa noche nos castigamos con mariscos en El Náutico, un restaurant muy conocido, cuyo dueño es tan cholulo que decoro el lugar con fotografías de los visitantes famosos que tuvo. Los platos exquisitos.






















Día 3, Puerto Madryn-Esquel

Partimos  de Madryn  con tanques llenos y además cargamos los bidones auxiliares, porque la ruta que cruza Chubut no ofrece muchas estaciones de servicio. La idea era que al llegar al pueblo de Paso de los Indios, parte del grupo tomaría la ruta 12 de ripio, el tan esperado ripio para darle un poco de emoción al viaje, que lleva a Esquel y que tiene los mejores paisajes. Y la otra parte del grupo que no se siente bien  con el ripio seguiría por la ruta 25 por el asfalto. Pero  siempre algo se complica, por una parte, el fuerte viento patagónico no dejaba avanzar las motos, por ej. Las Transalp no podían superar los 120 kph, el consumo se fue a las nubes, y para colmo de males en la estación de Las Chapas distante unos 180km de nuestra partida no tenia combustible, muchos estábamos con la reserva, así que acudimos a los bidones auxiliares. Por ese motivo aconsejamos cargar combustible en Trelew y en cuanta estación se vayan cruzando y tenga combustible.
 Aprovechamos a visitar la represa Florentino Ameghino, un lugar hermoso con varios túneles  cavados en la roca para el paso de los vehículos y una vista espectacular del espejo de agua que forma. Volvimos a la ruta sin pasarnos de los 80kmph  para estirar el poco combustible que quedaba y rogando que en la próxima estación de Las plumas podamos reabastecernos. Esos 80 km que faltaban se hicieron interminables, por el viento, por la incertidumbre de la existencia o no de combustible, pero al final de una curva en bajada se veía la estación. Llegamos con el olor, mi indicador no tenía más rayitas que mostrar, por suerte había nafta. Mientras esperábamos al resto de las motos aprovechamos a almorzar algo livianito. De a poco iban llegando, algunos usaron los tanques auxiliares sino no llegaban. Faltaban 3, decído ir en su búsqueda llevando el tanque auxiliar lleno por si alguno se quedo sin nafta. A los pocos Km un auto me hace señas que pare, me dice que un grupo de motociclistas le dijeron  que nos avisara que alguien se había desbarrancado, Se me subió el corazón a la boca, por no decir otra cosa. Llegamos al lugar y en una profunda alcantarilla vemos la inmensa bm1200 tumbada sobre las rocas, era mi hermano, por suerte, un accidente sin consecuencias, él solamente una contusión en un pie, y la moto parecía destruida, entre 4 la fuimos sacando de ese pozo y aunque parezca mentira, increíblemente no tenia ni un rasguño, las protecciones de los cilindros  hicieron su trabajo y no quedaron sinó raspones en esas defensas. Que pasó, una imprudencia, venia filmando a dos compañeros y no advirtió la cerrada curva que tenia por delante, la fue llevando por la banquina pero cuando llegó a la zanja de la alcantarilla se encontró con el guardarrail, así que no la pudo llevar de nuevo a la ruta y no le quedo otra que encarar a la zanja.  Mientras sacábamos la moto de allí veíamos restos de vehículos que habían seguido de largo, espejos, tazas cubrerruedas, plásticos varios de carrocerías, se ve que no fue el único.
Entre una cosa y otra se nos hicieron las 15 hs y todavía no habíamos llegado al punto donde nos separaríamos el grupo asfaltico del grupo “ripiero”. A partir de  ahí faltaban unos 350 km de ripio, así que decidimos con mucha bronca abortar esa ruta porque nos iba a sorprender la noche en la mitad del camino.

 El paisaje a partir de Paso de Indios cambio totalmente, empezamos a ver paredones verticales de roca, parecía el Cañón del Colorado, hermoso y llevadero. De todas formas la llegada a Esquel a pesar de haber sido por asfalto, fue con los últimos rayos de sol. Alquilamos unas cabañas a media cuadra del casino a buen precio.





















Día 4, Esquel-Bariloche




Como no teníamos desayuno en las cabañas aprovechamos a hacerlo en la estación de servicio de Trevelin. De allí tomamos un grupo la ruta de ripio por el parque Los Alerces y otros por la ruta asfaltada.  La ruta estaba en mejor estado que la de asfalto, muy bien mantenida y el paisaje, hermoso. Por todos lados había gente trabajando en el mantenimiento de esta ruta. Es mucho mas linda que la ruta de los 7 lagos, está más virgen. Al llegar a Cholila nos encontramos con el asfalto, a unos pocos km de allí pasmos por lo que quedo de la cabaña en la que vivieron los forajidos Butch & Cassidi escapando de las autoridades norteamericanas.  Seguimos la ruta pasando Epuyen, El Bolsón hasta llegar a Bariloche. El hospedaje ya lo teníamos reservado, unas cabañas con pileta climatizada con vista al lago, que sirvió para relajar el esqueleto.  Luego de pasar toda la tarde dentro de la pileta, fuimos a cenar  a la cervecería “Blest”, imperdible, las picadas y la cerveza artesanal son las mejores de Bariloche. Obviamente la ida y vuelta fue en remis, no queríamos que el efecto del alcohol nos haga conocer las frías aguas del Nahuel Huapi. Al llegar al hotel volvimos a la pileta algunos con mate y otros con el infaltable Fernet, hasta altas horas de la madrugada.   











Día 5, Descanso en Bariloche.


Sin compromiso de horario, nos levantamos tarde, desayunamos con una vista al lago maravillosa. Para  los que no habían venido la vez anterior, fuimos hasta el Cerro Catedral, a rememorar el viaje de egresados de hace bastantes, bastantes años atrás. Una pena porque todos los medios de elevación estaban cerrados.
Fuimos al centro en búsqueda algunos de aceite, otros de recuerdos y otros de comida. Luego del cafecito una esperada siesta. Esa noche mi hermano nos deleitó con un cordero a la parrilla, mientras se largaba la lluvia que duraría toda la noche. 










Día 6, Bariloche-San Martin de los Andes




Al día siguiente amaneció nublado y muy frio. Los cerros que se encontraban en dirección a la Angostura encajonaban unas nubes que presagiaban lluvia. Tomamos la ruta de los 7 lagos  disfrutando de esos maravillosos paisajes, visitamos Villa Manzano, Villa la Angostura y para nuestra sorpresa el ripio no comenzaba. Han asfaltado esta hermosa ruta en casi toda su totalidad, solo quedan unos 30 km sin asfaltar, la verdad, para los motociclistas, es una picardía, se perdió el encanto de esa ruta que era un sendero en medio del bosque que iba esquivando arboles. Hoy es una ruta de asfalto con unos 50 mt a cada lado deforestado que le quitó el encanto, una lastima. Cuando arribamos a San Martin vemos dos motos, una gs650 y una tornado 250 con un problema mecánico.  Ni bien entro a la ciudad se le clavó la rueda trasera y no movía ni para atrás ni para adelante. Le desarmamos el cubre piñón y que nos encontramos? La cerradura que sirve para colgar el casco, se le desprendió, cayo en la cadena y lo trabo contra el motor. Por suerte no rompió nada y le solucionamos el problema. Son dos señores que ya en otro viaje los habíamos cruzado por Santiago del Estero, por eso me resultaban conocidos. Nos alojamos y ni bien descargamos los bártulos se largo a llover torrencialmente, pero ni la lluvia iba a impedir que esa noche nos claváramos una picada en “El Regional”. Y así fue, degustamos  unas cervezas artesanales y una picada alucinantes con embutidos de ciervo, jabalí y no se cuantos bichos silvestres mas.






























Día 8, Villarrica-Temuco-San Martin de los Andes


Al día siguiente parte del grupo regreso hasta Pucón y de allí a San Martin de los andes, el resto queríamos ir hasta Temuco, pensando que era como Iquique con su zona franca, nada que ver. Recorrimos un par de shoppings y los precios estaban como en Argentina o mas caros todavía. La ruta en las afueras de Villarrica estaba cubierta de niebla por lo que el viaje se hizo lento y el frio llego en partes a los 0  grados, no había guantes que sirvieran, ni los calienta puños daban abasto. Al medio día luego de almorzar emprendimos el regreso. Pasamos un peaje que tuvimos que pagar unos $12, pero astutos los chilenos, te permiten pasar con el mismo ticket por un lapso de 12 hs por otra cabina sin volver a pagar, bien ahí. En ningún shopping tienen baños, y en los que hay, tienen una boletería y te cobran $4 argentinos por usarlo. Entramos a Pucon, es una ciudad muy linda parecida a San Martin de los Andes, muchas casas de comida, recuerdos y un centro comercial muy vistoso. A las 16 hs ya habíamos terminado los tramites aduaneros y seguimos viaje rumbo a San Martin, a la cual llegamos al atardecer. Para nuestra sorpresa, al llegar vimos la ciudad llena de gente y no encontrábamos alojamiento, estaba todo completo, al día siguiente se corría una maratón que venia gente de todos lados, muchos brasileros y chilenos. 


























Día 9, Día de descanso en San Martin



Por la mañana fuimos a ver a los primeros corredores arribar a la meta, después de recorrer 100km, una locura, pero bueno, felicito a la gente que puede hacerlo. Aprovechamos a hacer las compras de recuerdos, chocolates, artesanías, para seguir teniendo el permiso de nuestras familias para viajar. Algunos aprovecharon la tarde para conocer el embarcadero de Quilla Quina. Otros aprovechamos para empezar a acomodar el equipaje para emprender el regreso al otro día. 







Día 10, San Martin-Rio colorado




Temprano estábamos en la ruta, pasando Junín de los Andes, bordeamos el rio Collón Cura  hasta encontrarnos con el embalse de Piedra del Águila y su inmenso espejo de agua. Cargamos combustible en Piedra del Águila. Al llegar a Neuquén recargamos y almorzamos. Aquí se separaron Silvio, José y Francis porque la ruta 152 los llevaba mas cerca de Venado Tuerto de donde provenían. Continuamos, la ruta que se hace cansadora por la cantidad de camiones que hay y por el paisaje monótono. Seguimos circulando por el valle del rio Negro hasta Frai Luis Beltrán donde la ruta abandona el valle  trazando una interminable recta desolada y desértica que desemboca en Rio Colorado donde hicimos noche en un hotel céntrico. Por la noche fuimos a tomar unas cervezas a la plaza principal, donde había un semáforo que hacia de punto de largada de constantes picadas de los ciclomotores que por allí pasaban, estaban como locos los chicos, obviamente sin cascos. Los coches no se quedaban atrás. Cenamos en un restaurant llamado “como en la vía”, que está en lo que era la antigua estación de trenes, muy rico y abundante.









Día 11, Rio Colorado-Santa Teresita



Por la mañana temprano unos fueron a buscar aceite para reponer lo que fueron consumiendo, y de ahí a la ruta. En la parada que hicimos en Bahía Blanca prestamos atención al desgaste de los neumáticos. Dos de las Versys tenían las gomas traseras originales, cuadradas con casi 6000km, la de Lucas ya mostraba la goma mas clara del segundo compuesto a la vista. El KLR de Hernán con 5000km ya no tenia tacos. Almorzamos en tres arroyos y la cubierta trasera de la Versys ya mostraba un alambre de la malla totalmente expuesto, salió primero para ir a paso lento con mas precaución. Recargamos en Benito Juares, y al tomar la ruta 74 hace un recodo que Adrián no ve y sigue de largo rumbo a Necochea unos 80 km. Al llegar a las Armas faltaba Adrian, teníamos la duda si había pasado de largo, cosa que dudaba porque era una ruta arto conocida por el, o que se haya salido a la banquina. Como a la media hora apareció contando la anécdota. Ya la tarde caía llegando a Pinamar y con ella bajaba también la temperatura que nos acompaño con un frio terrible hasta nuestras casas.





Viajar con un grupo de 15 personas no es fácil. Cargar combustible es una odisea, correr las motos, el vuelto, el baño, el cafecito y los coches que se amontonan para disgusto de los playeros. Tomar un café en las estaciones de servicio, otro tema, porque te cobran uno por uno y te sirven uno por uno, tengamos en cuenta que las estaciones del interior tienen a una sola persona atendiendo y le entra una turba de 15 forajidos llenos de tierra y bichos, se arma un despelote bárbaro. Conseguir alojamiento también, porque para 4 o 6 conseguís donde sea pero 15, empieza el problema, unos que no quieren dormir con el que ronca, otros que se levantan demasiado temprano, el que no le gusta dormir en la cucheta de arriba, el dilema de la infaltable cama matrimonial, el que le toca y no quiere dormir acompañado o el que quiere estar acompañado. Comer, poner de acuerdo a 15 tipos a donde ir a comer, eso no es nada, cuando viene la cuenta, ahí te quiero ver.  En fin son muchas las complicaciones que surgen  en un grupo grande, pero, nada tiene comparación con las charlas, los asados, los mates, las experiencias y la amistad  que se comparten en un grupo numeroso. No tiene precio. Consultas a boffofabio@yahoo.com.ar o soundbeach@hotmail.com y más fotos y viajes en leonardorodriguezenmoto.blogspot.com.ar